Herminda

-Comandante, las bombas están cayendo cada vez más cerca. Nuestros soldados han caído. ¿Qué hacemos?

-Héctor, aguanta un poco más.

-Comandante, es imposible, esto es una hecatombe.

-Silencio Héctor, escóndete en las trincheras y espera a que cese el fuego. Atacaremos en la noche.

Mientras su hermano fingía tener una conversación a través del walkie talkie, Herminda se acercaba lentamente por su espalda. Llevaba consigo un arma letal.

Héctor giró y al verla abrió sus ojos como platos. Herminda estrelló el huevo contra su frente y le dijo: ‘¡te he vencido, Héctor! He ganado la guerra’.

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