Hoy me dueles. Me dueles como no me habías dolido en mucho tiempo. Me dueles como si fuera junio otra vez. Me dueles como si estos quince meses no hubieran pasado. Me dueles y te extraño. ¡Carajo, cómo me duele extrañarte!
Hoy me dueles. Me dueles profundo, me dueles como una herida vieja que se reabre en una de sus esquinas y arde. Me dueles en el pecho, me dueles en el estómago, me dueles en la espalda, me dueles en los labios. Me dueles tan adentro.
Hoy me dueles. Me dueles como un dolor nuevo, reciente y a la vez, como un dolor viejo, de esos que se esconden en las articulaciones y aparecen de nuevo cuando hace frío. Me dueles quizás porque es octubre, y así como junio, son dos meses en los que me doliste demasiado.
Hoy me dueles. Me dueles de manera inesperada, me dueles sin una razón específica. Me dueles porque sí, sin motivos, sin venganzas. Me dueles porque haberte querido como yo te quise duele. Y sí que te quise, sé que lo sentiste. Y así como me dueles, sé que yo también te duelo, y te duelo hondo, profundo, en el centro. Te duelo porque sé, aunque no lo reconozcas, lo que me quisiste. ¡Carajo, cómo debes extrañar quererme!