Casi ocho años después de una abrupta ruptura amorosa, Santiago y Nicole estaban frente a frente. Ambos habían sido invitados a participar en el panel sobre medios de comunicación de una prestigiosa emisora radial colombiana. Allí, los dos sonreían, fingían que nada pasaba. Trataban de ocultar la incomodidad que invadía el estudio y que era evidente para todos los allí presentes.
El letrero ‘Al aire’ se iluminó en rojo y como buenos periodistas pusieron su mejor voz para empezar el debate. Durante dos horas intercambiaron palabras, escucharon sus vivencias y construyeron argumentos para convencer a su contraparte de aceptar una idea.
Los ciento veinte minutos finalizaron y con la conclusión del panel, la tensión inicial se había evaporado. Relajados, ambos notaron que sus máscaras se habían caído. Se miraron, se rieron, se re-conocieron. Notaron que a pesar del dolor del pasado, aún se conocían, aún se respetaban, pero sobre todo, aún se querían y se extrañaban… mucho.
Saliendo del estudio, ambos se dirigieron a paso lento pero firme hacía el ascensor. Entraron juntos y solos. Un descenso de veinte pisos les esperaba para salir del edificio. Al cerrarse las puertas, Nicole miró a Santiago y le pidió perdón por haberle dejado. Santiago le sonrío y acarició tiernamente su rostro. Nicole se acercó y le dio dos breves besos en la boca. Santiago la abrazó y la atacó con una lluvia imparable de besos en la frente.
Ambos estaban muertos de risa. Solían despedirse de esa manera cuando estaban juntos y revivir esa costumbre los hacía inmensamente felices. El ‘ding’ del ascensor les anunciaba la llegada al primer piso. Se soltaron y se pararon el uno al lado del otro. Salieron lentamente, como si desearan que ese momento no acabara. Se detuvieron, se dieron una última mirada y una sonrisa bastó para decir nuevamente adiós.
Jersey Amarillo 